30 de gener del 2014

Las personas y las personas de verdad

Reflexió inspirada arrel d’una petita definició d’un personatge secundari del llibre El lector de Julio Verne (Almudena Grandes, 2012).

Hay infinitas (e inexactas) formas de clasificar a las personas. Hoy voy a jugar al juego del blanco o negro y voy a decir que hay dos tipos de personas en este mundo: las personas y las personas de verdad.

De personas hay muchas. De personas de verdad, menos.

Las personas de verdad son personas guiadas por sus principios. Guiadas, empujadas, movidas. Actúan según sus principios y viven en función a las consecuencias de sus actos. Tienen principios y, aunque los revisan, los cambian o los evolucionan, actúan y sienten en base a esos principios. Los principios forman parte de ellos mismos.

Las personas, en cambio, adaptan sus principios en función de sus acciones. Es como si para las personas de verdad los principios fueran la motivación de sus actos mientras que para las personas, los principios fueran el marco, creado a posteriori, en el que englobar sus acciones.

La gran diferencia es que para las personas de verdad, los principios son lo primero, anterior a la acción y para las personas los principios son lo último, se modifican en función de la acción.

Tal vez deberíamos decir que las personas de verdad tienen “principios” y las personas tienen “finales”.

Hay personas de verdad que son unos auténticas desgraciadas. No nos confundamos. Las personas de verdad pueden tener unos principios bajo tu punto de vista horribles, inaceptables o incomprensibles. Esto no es un escrito sobre personas “buenas” o “malas” o, mejor dicho, sobre personas con una ética más o menos cercana a la tuya. Esto es un escrito sobre las personas de verdad. Las personas valientes. Las personas valientes de verdad. Valientes consigo mismas, capaces de tener un sentido de la justicia propio y, los más importante, independiente del sentido del beneficio personal.

Las personas de verdad eligen sus principios y los siguen. De esta forma eligen cómo quieren ser. Son, en mayor o menor medida, lo que eligen, lo que sienten que quieren ser.

Las personas, por el contrario, se guían por el beneficio personal directo, el miedo o la pereza (por ejemplo), y sus acciones tienden a ser incoherentes entre sí. Las personas necesitan adaptar constantemente sus principios para que sean coherentes con sus acciones de forma que sus principios, en vez de generar, justifican.


(ep, espera un segon, si els principis et guien, no pot ser el benefici personal directe, o evitar la por, un principi que segueixen els que tu anomenes persones? Si, jo també hi he pensat, DISCUTIM-HO!)


Es difícil ser siempre una persona de verdad. Tal vez lo seamos solo por épocas, ámbitos o momentos. Aún así, lo que tengo claro es que cada vez que no actuamos como personas de verdad nos alejamos más de nosotros mismos. Cada vez que intuimos que deberíamos hacer algo, no lo hacemos, y posteriormente encontramos mil justificaciones, estamos enterrando la mejor versión de nosotros mismos.

Este es una especie de reflexión/homenaje. Homenaje a todas esas personas que durante mucho tiempo o simplemente en un único momento puntual, han sido personas de verdad, enseñándome, así, cómo me gustaría ser.


Oriol Talló Parra (16 i 17/01/2013; 08:46)

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